La Policía Nacional ha clausurado una clínica estética en Coslada, Madrid, que operaba de manera ilegal, ofreciendo tratamientos estéticos sin las autorizaciones necesarias. La operación, que contó con la colaboración de las Áreas de Inspección de Centros Sanitarios y de Control de Farmacia de la Comunidad de Madrid, permitió descubrir irregularidades graves, como el uso de medicamentos caducados y el incumplimiento de normas de seguridad sanitaria. La responsable del establecimiento, una mujer sin titulación profesional para realizar estos procedimientos, fue detenida.
La investigación comenzó en julio tras una denuncia recibida a través del teléfono de atención 24 horas (628.711.298) de la sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la Comisaría General de Policía Judicial. Las primeras pesquisas confirmaron que en Coslada operaba un centro estético donde una persona sin formación acreditada realizaba tratamientos médicos. Este hecho levantó sospechas sobre la legalidad de las prácticas llevadas a cabo en el establecimiento.
Anuncios en redes sociales
El centro desmantelado utilizaba activamente redes sociales para promocionar sus servicios, ofreciendo tratamientos a precios significativamente más bajos que los del mercado. Esta estrategia atraía a un gran número de clientes, lo que evidenció un elevado flujo diario de pacientes. Las autoridades constataron que la publicidad engañosa era una herramienta clave para captar usuarios, quienes desconocían los riesgos asociados a la falta de profesionalidad y las condiciones del local.
El 16 de julio, las autoridades realizaron una inspección en el local, en colaboración con inspectores sanitarios de la Comunidad de Madrid. Durante el operativo, se descubrieron medicamentos no autorizados para su venta en la Unión Europea, almacenados de forma inadecuada en un armario oculto tras un biombo publicitario. Además, en una habitación se encontró una maleta con numerosos viales, muchos de ellos caducados, sin cumplir las normativas higiénico-sanitarias exigidas.
Entre los elementos intervenidos destacan múltiples cajas con viales de toxina botulínica y ácido hialurónico, además de otras medicaciones, agujas y jeringas. Estos productos, esenciales para tratamientos estéticos, no contaban con las garantías de seguridad ni las autorizaciones correspondientes.
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